Crítica del Digipack (2 CD’s + DVD) de MÄGO DE OZ – Diabulus in Ópera

MÄGO DE OZ – Diabulus in Ópera – Digipack (2 CD’s + DVD)
Discográfica: Warner Music

Puntuación Popular

Regresemos 40 años en la historia; a 1977 en específico, el año en que STAR WARS fue estrenada en taquilla. Los más ilustrados en el séptimo arte recordarán como aquella aventura de ciencia ficción llegaría no sólo a cambiar el cine, sino a replantear muchas de las preguntas que los cineastas de la época se hacían: ¿cómo se concibe un filme y para qué finalidad? (la industria todavía no entraba en la cuestionable era de las secuelas y de los remakes. Algunos dicen que este fue el nacimiento de los famosos «blockbusters»). El éxito del que años después sería etiquetado como «Episode IV – A New Hope» fue tan grande que lo que George Lucas y sus allegados hicieran con la recién anunciada secuela definiría no sólo el futuro de esta joven franquicia, sino el de la industria cinematográfica.

Con todo el peso sobre los hombros de la cúpula de Lucas Films, la compañía tendría que decidir cuál sería su curso de acción. Tenían dos opciones: a) la segura, la cual consistía en hacer una secuela basada en la exitosísima fórmula de la primera entrega, o b), la arriesgada, la que apostaría por expandir, mejorar y ampliar, con un tono narrativo bastante distinto a lo visto en este primer episodio. Afortunadamente, la segunda versión de los hechos fue la que terminó por materializarse en el producto que eventualmente recibiríamos (¡gracias al cielo!). Con una temática más oscura, con personajes mucho más desarrollados, con un guion enganchante y con el que sin dudas es el «plot twist» más reconocible de la historia del cine, «The Empire Strikes Back» terminó convirtiéndose en uno de los clásicos del cine moderno, al concebirse dentro de una mezcla entre la osadía de querer ofrecer algo todavía más grande que la primera y exitosa parte y el riesgo de no tomar el camino sencillo: el del éxito asegurado (replicar la fórmula y hacer una secuela sin alma,).

MÄGO DE OZ ha decidido tomar el segundo camino. «Diábulus in Ópera» es una apología tanto a la humanidad y la naturalidad que representan tener un amplísimo porcentaje de tomas sin editar (las pistas tal y como se grabaron aquel día en la Arena CDMX), como también a la pomposidad, al barroquismo y a la opulencia que conlleva tocar con una orquesta sinfónica y un coro detrás. No sólo se está arriesgando al exponer a los distintos miembros del grupo a diferentes juicios por algún fallo durante la ejecución durante las canciones (algo que en lo personal, termina siendo un punto bastante positivo para mi), sino también por emprender el compromiso tan grande de que la primera celebración del 30 aniversario del grupo no sea un disco cargado de éxitos. En «Diabulus in Ópera» no encontrarán «Molinos de Viento», «El Que Quiera Entender que Entienda», «La Danza del Fuego» o «Hasta que el Cuerpo Aguante», sino canciones que se han rescatado del olvido (como Alma o Gaia), temas que debutan por primera vez en directo (Sueños Dormidos) ytemas largos y complicados como «Ilussia», «Hechizos, Pócimas y Brujería» y «La Cantata del Diablo». En este trabajo no hay ninguna fórmula del éxito; están únicamente el grupo, un puñado de canciones elegidas con el corazón más que con la cartera y un concierto que en su mayoría está íntegro y sin retocar.

Warner Music ha tenido el gesto de otorgar a RAFABASA.COM una copia de la edición «Digipack», la cual iremos describiendo durante la duración de este artículo. El contenido consiste en un DVD con el show íntegro y 2 CD’s que se dividen a la mitad la duración del concierto. Al abrir la caja se puede visualizar una fotografía de la Arena CDMX a todo su esplendor y un prefacio escrito por Txus. Dentro del paquete también pueden encontrar los 3 discos y un libreto lleno de imágenes de los integrantes del grupo el día del evento.

Una vez puesto el DVD, un pequeño menú nos da las opciones de escoger algún tema en particular o ver el concierto de manera íntegra. La introducción del directo, «Sinfönia», no tiene nada que envidarle a cualquier tráiler hollywoodesco en cuanto a la producción visual, de hecho, desde ahorita me gustaría recalcar que este es uno de los grandes puntos de esta producción: las escenas; hay escenas espeluznantemente mágicas, hay otras que son épicas, hay otras que son dulces… un fantástico trabajo que refleja todo lo sucedido aquella noche. Mientras la voz en off narra el -pero efectivo- prólogo, escrito por Txus con su peculiar y distinguida forma de rubricar poesía, múltiples tomas y variadas imágenes del escenario son transmitidas. Al terminar, aparece el título de la obra y el sonido del público empieza a entrar en un fade-in (cosa que pasa de manera inversa en la versión de los CD’s, en donde se le puede escuchar al público desde el principio de la grabación).

El primer capítulo del disco, «Dies Irae», hace presencia debajo de un filtro de blanco y negro, mientras las manos de Javi Díez acarician un piano de cola, haciéndole sonar los primeros arpegios de la canción. Mientras Josema y Javi se ocupan de la introducción del tema, los nombres de todos los integrantes de Mägo de Oz aparecen en pantalla. Zeta hace su entrada triunfal mediante una grabación (la cual fue proyectada en las pantallas de la Arena durante el concierto) en donde aparece viejo y demacrado. Conforme avanza la canción, la tez del vocalista empieza a regresar a la normalidad mientras imágenes de la Arena, llena hasta los sótanos, cantan junto a Zeta. Esta sección marca su término mediante dos maneras: con Zeta poniéndose sus ya características gafas y con el filtro de blanco y negro desapareciendo, justo en el instante en que la orquesta Sinfonietta entra en escena.

A partir de aquí, la orquesta, el coro y el grupo entran a toda máquina, sin ningún filtro presente y con toda la gama de colores de regreso. Para la siguiente sección del tema, la Sinfonietta se encarga de interpretar la parte orquestada, junto al coro, que desemboca en la parte powermetalera de la canción. Hay una escena en particular que me puede bastante, en donde se puede ver a Frank tocando mientras José Luis López Antón, el director de la Sinfonietta dirige a la orquesta, la cual está situada entre las dos pantallas del escenario. Zeta regresa a primer plano a través de un pequeño ascensor ubicado en medio del plató. Durante los versos, la orquesta se ocupa con unos arreglos muy «Vivaldianos», para despuésalternar entre distintos estilos conforme el trabajo de ornamentación y de arreglos lo requieran en función de los distintos puentes y estribillos de la canción; a veces para apoyar la melodía principal y otras para hacer armonías. Me gustaría destacar la presencia escénica de Zeta durante esta canción en específico, porque creo firmemente que una de las mayores características es su porte y estilo (a parte de su fantástica voz).

Después de la primera mitad de este primer corte, López Antón y la Sinfonietta se convierten en una fantástica herramienta de énfasis, puesto que después del segundo estribillo se dedican a tocar bastantes de las siguientes secciones con staccato (para el que no sea experto en música: forma de ejecución en que se marca la separación entre las notas). Esto es especialmente notable durante el Badinarie de J. S. Bach y los solos, ya en el último tercio de la canción. Cuando el tema regresa de nuevo a la sección tomada del compositor barroco, las escenas se alternan entre el grupo y los fans que bailan al ritmo de los contratiempos de la sección. Dies Irae termina con el coro y la orquesta ejerciendo su maestría, aunque gustaría hacer aquí una nota personal: creo que la interpretación del tema fue un poco más lenta de lo que debía. Si el grupo hubiera decidido interpretarla con un poco más de velocidad (unos 10 beats extra en el metrónomo), el tema pudo haber tenido un toque mucho más frenético, digno de inicio de concierto. Sin embargo, para ser la primera canción, el trabajo pinta fantástico.

Acto seguido, y con la escenografía pintada de rojo, entra el turno de Diábulus in Música, una de las piezas que a opinión del redactor ganan más con el concepto sinfónico detrás; y no sólo por la orquesta, que se dedica en su mayoría a apoyar a la banda durante bastantes de los fragmentos más melódicos, sino por el coro. Los arreglos corales en esta canción son completamente rimbombantes.

Entrado el primer verso, podemos observar a un Zeta en su registro grave, mientras la muchedumbre lo equipara en volumen cantando junto con él (ndr: esto no es trabajo de edición de parte del grupo, así sonó aquél día en concierto). Poco después, el tema sube hacia ese registro medio que tan bien le queda al cantante. Las cuerdas de la orquesta doblan la melodía del estribillo; el coro instaura una atmósfera densa y oscura con un pequeño coral antes del segundo verso. Una de las pantallas proyecta escenas llenas de fuego y llamas, mientras imágenes de vampiros y seres dantescos rodean a la segunda. Después de la flamante y brutal intervención de patricia (¡qué interpretación!), el coro se le une al grupo para cantar el último estribillo de la canción, que es atacado de frente por Patricia y Zeta (en el pasillo del escenario), el cual abandona a su compañera para que pueda terminar la canción con un coro cantando con una atmósfera sobrenatural.

Zeta, que sale por primera vez en la noche a saludar a su público, pregona: «¡Buenas noches, México! Hoy queremos que el resto del mundo sepa cómo son nuestros fanes (sic) acá en México». La escena de una Arena Ciudad de México llena a reventar y gritando a todo pulmón, respondiendo a lo recién dicho por el cantante, le da continuidad a las primeras palabras del frontman. Enseguida se pone en marcha la dinámica de «Estáis obligados a cantar, a bailar y a gritar» (no les contaré más, véanlo con sus propios ojos), siendo un éxito rotundo. Zeta agrade al público diciendo. «Gracias por entregarnos vuestro corazón, gracias por entregarnos vuestra Alma».

Para concordar con la temática del primer Gaia, las luces pintan la escenografía de un verde esmeralda. «Alma» fue otro de los grandes ganadores de la noche; no sólo pareciese que la voz de Zeta ha nacido para cantar este tema, sino que el trabajo de orquestación es sublime (Recuerdo aquél primer intento de cumplir esta meta, en aquella versión orquestal del «Belfast» del 2004). Los arreglos son bastante versátiles, puesto que en el tema principal se dedican a acompañar el grupo, pero durante los versos los pasajes de la orquesta van creciendo, como lo hace el tema, desde simples y largos acordes hasta electrizantes juegos de figuras rítmico-melódicas con las que escoltan al grupo; también se pueden escuchar a los alientos hacer distintas figuras durante los estribillos. Una de mis partes favoritas es el pequeño fragmento durante el cual a Zeta se le olvida la letra. No fue editado, movido o cambiado de escena, sino que se conservó, intentando preservar el espíritu orgánico que conlleva utilizar tomas originales.

Otra maravillosa escena aparece en este tema, protagonizada por Mohammed y Josema tocando en el pit del escenario frente a miles de fans, los cuales bailan y brincan. El coro vuelve a intervenir durante la sección del solo de teclado, reafirmando su amplia e importante participación durante el concierto. Antes de regresar a la última toma del tema principal, se puede apreciar un pasaje coral completo, que le queda como anillo al dedo a una sección tan fina de la canción. Como el tema termina el fade-out, el grupo escribió un final bastante cautivante, en el cual Javi Díez toca una melodía al piano, y después se le unen Txus y Mainer haciendo unos cortes (esta escena se ve espectacular), los cuales son alcanzados por el resto del grupo y la orquesta. Los últimos dos compases del tema terminan con un pasaje que tiene un pequeño atisbo del sonido «Gaia»: virtuosismo y pomposidad.

Con el escenario ahora en azul, y de nuevo frente a los gritos de «¡Mägo, Mägo!», podemos ver a un Zeta que, dentro de su nerviosismo ante tal escena, presenta con un poco de tartamudeo a los dos invitados de la noche: Anono Herrero al cajón y Manuel Seoane a la guitarra, el cual sale a hacer la introducción del tema, con una presencia escénica enigmática y apabullante. Sueños Dormidos, la cual hace su debut en este concierto, nos repite el dúo Patricia-Zeta, en una de las canciones en las que más peso tiene esta unión. El coro interviene durante los estribillos. Javi Díez sale hacer el solo de guitarra de esta canción (compuesta en su mayoría por él). Se pueden ver a Seoane y a Frank compartiendo escenas de goce y compañerismo mientras Díez desgarra su guitarra durante su solo, en el fondo.

«Solamente una pregunta: ¿Cuánto queréis a Mägo de Oz, México?», pregona el cantante. «Ahora os diría que me hicieseis la pregunta a mí: ¿cuánto os quiere Zeta a México?: Mi respuesta es una sola palabra: Siempre». Con una dulzura exquisita y estética, Zeta, acompañado de Javi Díez al piano, una lluvia de nieve artificial, un público iluminando el recinto con encendedores y celulares por igual, la orquesta sinfónica y unas proyecciones en las pantallas, el frontman da una cátedra de como cantar una balada. Sin duda alguna este es el corte más íntimo del concierto (debo de admitir que se me han salido un par de lágrimas al verlo por primera vez). Un arpa y las cuerdas de la orquesta acompañan al interludio de violín entre el primer estribillo y el segundo verso, mientras la orquesta termina de decorar de manera magistral la ya de por si épica escena. Durante el puente de «Canto despedidas en papel…», el coro se anexa a la armonización de fondo, y después del solo de Carlitos, acompañan a Zeta para cantar en unísono el último estribillo. Perdonenque me repita, pero se me han puesto los pelos de punta. El público de nuevo clama, aplaude y corea un merecidísimo «¡Zeeeeeta!, ¡Zeeeeeta!».

El siguiente número del concierto es el único en el que la Sinfonietta no participa. Entre aplausos y una apabullante engería, Patria entra al pit para cantar «Mercedes-Benz», el clásico de Janis Joplin, esta vez acompañada con sus compinches musicales y para demostrar de a por todas el pedazo de cantante que es, con esa voz tan poderosa al final esta corta versión. Sin esperar ni un momento, la cantante invita de nuevo a Anono para al escenario interpretar junto con ella «No Pares de Oir Rock & Roll», otra de las sorpresas de la noche.

Ya había escrito mi opinión respecto a la inclusión de este tema en el repertorio del grupo (me parecía la canción que más descontextualizada estaba), pero después de escuchar con detenimiento el trabajo de orquestación y la mezcla final, he cambiado mi opinión y perspectiva de ella al 100%. Para empezar, la orquesta se encarga, junto con el seductor violín de Mohammed, de que el riff principal de la canción tenga un menos guitarrero y más sinfónico. Aunque «No Pares» es una canción cantada originalmente por Zeta en aquel (tan lejano y cercano al mismo tiempo) «Hechízos, Pócimas y Brujería», el registro agudo del tema le queda como anillo al dedo a la voz femenina del grupo. El coro interviene durante los estribillos, cantando un rotundo y macizo «¡NO PARES!», mientras se alterna con el pregón del estribillo.

La parte que menos me gusta del tema original (cuando deja de ser rock & roll), es la que terminó sorprendiéndome más. Detrás de aquella sección gótica y bastante descontextualizada en la composición original, la orquesta la apoya tocando un pasaje completamente siniestro, complejo y sobre todo, llamativo. La armonía que tocan durante el solo de Mainer a unísono con el clave de Javi Díez es tétrico y lúgubre, algo que sinceramente no me esperaba que sonara tan bien. Después, la sección de metales es la que se encarga de armonizar el solo guitarra de Carlitos. De regreso al tema gótico principal, el resto de la banda y la orquesta se le unen a Mainer y a Díez, los cuales amparan de fondo al solo de voz lírica de Patricia tapia.

A Costa da Morte, otra más de las sorpresas de la noche (esta vez no porque encajara o no, sino por ser una canción tan poco habitual en los repertorios de los últimos 15 años de la banda), sería otra más de las canciones que saldrían victoriosas por su lavado de cara orquestal. En esta ocasión, un grupo de bailarinas pertenecientes a una compañía de danza llamada «Luna Celta» acompañarían a la instrumental de aquel legendario Finisterra, las cuales danzarían al compás de las melodías folklóricas de la pieza. La orquesta le otorga un carácter dulce y delicado al inicio de la canción, que después se transforma en un jolgorio folclórico. El fondo consistía en dos pantallas, las cuales mostraban un fondo azul, lleno de lluvia y de un carácter solemne y pacífico.

Uno de las grandes decepciones del trabajo (para mi) fue la exclusión de la improvisación de Javi Díez al teclado. La historia relata que el grupo se vio en apuros para poder iniciar Gaia a tiempo con toda la parafernalia que llevaba, así que le fue hecha una petición al tecladista del grupo: ganar dos minutos de tiempo. En esta pequeño solo-improvisación, Díez mostraría la parte más íntima de su personalidad y tocaría música que le ha marcado su vida. En este popurrí (o medley) vendrían incluidas porciones de temas como la introducción de «The Legend of Zelda: Ocarina of Time», el tema principal de The Elder Scrolls V: Skyrim y la música principal del soundtrack de «The Pirates of the Caribbean. Aunque haya sido improvisado, para mí fue una de las partes más emotivas de aquella noche, en especial por lo que sucedería después.

No entraré con tanto detalle con los dos temas que fueron adelantos de este material. Mucho se habló en redes sociales sobre el triunfo de Mägo de Oz y sobre todo de Zeta con «Gaia», debido a la grandiosa y magnífica interpretación que tuvo. En este corte en particular me gusta la atención por uno de los motivos que ya he mencionado antes: los pequeños e ínfimos errores, que le dotan de un aura de naturalidad al tema pese a todo el trabajo que hay tras bambalinas. Al principio, durante el solo de whistle, se puede escuchar a Josema dejar escapar un armónico, o a Txus no meter un platillazo donde debía. Pequeños detalles que van marcando la diferencia. Aplausos para Zeta durante su ejecución al final del tema con una ejecución casi retórica.

«Ilussia», pese a ser una de las canciones más completas del disco que lleva el mismo nombre, es una de las que ganaron menos con orquestación. No es porque fuera una mala interpretación (al contrario), o que el trabajo de arreglos haya sido flojo, pero la canción en si es una muestra de la complejidad que el grupo puede llegar a tener a nivel compositivo, por lo tanto, añadir más pomposidad a la pomposidad podría llegar a ser un poco redundante. Eso es por el lado musical, pero por el lado estético y visual, el gran circo Ilussia se hace presente con las dos pantallas y la ambientación completa para que no olvidemos una de las giras más vistosas del grupo en un par de años. El coro complementa de manera magnífica esta canción, y después del solo de Mainer hay una fantástica escena en donde Carlitos, Frank y el ya mencionado bajista salen al pit a disfrutar lo que mejor hacen: tocar.

Toca la presentación de la banda, y con qué gusto lo hacen. Uno por uno los integrantes del grupo son presentados ante la arena, que los aplaude y recibe con júbilo. El concierto continuaría con «La Rosa de los Vientos», en una magnífica y nostálgica versión en donde Zeta y Txus hacen un dueto espectacular. El último, vestido con su clásico sombrero nazi y una gabardina roja, complementa a la perfección a la bellísima orquestación que hay de fondo durante todo el tema.

 «Hechizos, Pócimas y Brujería» sería otro de los máximos exponentes a la hora de trabajar con las orquestaciones. A diferencia de su homónimo «Ilussia», esta canción fue concebida en un disco con mucha menos ambición musical de por medio, así que con un pequeño lavado de cara orquestal y con una interpretación magnífica de la agrupación, «Hechizos» podría ser candidato a una de las mejores versiones de este directo. La orquesta brilla por su grandilocuente participación durante todo el tema, y el listón se deja muy, muy alto para lo que estaría por venir.

Y me repetiré. Me abstendré de comentar algo que no se haya dicho respecto a la «La Cantata del Diablo», el primer adelanto de este trabajo. Si ya lo has visto y estás leyendo esta reseña, sabes muy bien de que estoy hablando: Leo. Orquesta. Zeta. Bailarines. Leo otra vez. Patricia. Coros. Gaiteros. Fiesta. Salmo de los desheredados. Si estás leyendo esto y no has visto y/u oído, corre a hacerlo. ¡De inmediato!

«Revolución», «La Costa del Silencio» y «Fiesta Pagana» comparten una similitud: el trabajo de arreglos orquestales. Los temas originales no son temas que destaquen por su densa complejidad armónica o estructuar, así que inteligentemente los arreglistas decidieron otorgarles de un carácter muy acorde con la naturaleza de las canciones. En la recta final no encontrarás complejas orquestaciones, pasajes musicales barrocos o corales Orfeannas, sino una cara mucho más limpia, simple y rotundamente efectiva.

Mägo de Oz finalmente nos tienta con un directo digno del calibre de la banda. No malinterpreten mis palabras, no estoy intentando demeritar ni el trabajo de los miembros anteriores del grupo, ni los plásticos pasados, pero después de aquél legendario «Fölktergeist» del 2002 (que pese a lo bueno que es, posee muchísimas carencias respecto a su producción y sonoridad), el grupo no había sacado un material digno de su nombre. En el marco de su treinta aniversario, un trabajo de tales características quedará marcado para la posteridad por muchas razones: el increíble trabajo de arreglos y orquestación, de edición y producción visual y sonora, de interpretación y por ser reflejo de la cohesión tan magnífica que vive la banda en estos momentos. Podría darle una puntuación perfecta a esta producción… pero me gustaría puntualizar un punto sumamente importante. Tan importante que le resta muchos puntos al producto en sí.

Diabulus in Ópera será el directo a superar los próximos 15 años por cualquier grupo de heavy metal en español. Enhorabuena a Mägo de Oz por semejante trabajo y a todas las compañías involucradas en hacer que Diabulus in Ópera suene de manera espectacular y esté dirigido por gente que entiende de cinematografía.

Ndr: Si deseas leer lo acontecido el 6 de mayo del 2017 en la Arena Ciudad de México, los invito a leer la crónica que hemos publicado poco después de haber asistido a la actuación. Esta reseña habla acerca del producto discográfico «Diabulus in Ópera», estrenado el pasado 27 de octubre. En el artículo nos dedicaremos a desengranar varias de las vertientes que conforman este producto, como el paquete en el que viene, la calidad audiovisual, las decisiones de producción (tanto visual como auditiva), valorar los arreglos corales y sinfónicos dentro el contexto de las canciones y determinar un veredicto en general de todos los puntos ya mencionados en su conjunto.

Texto: Miguel Ramos – Twitter

Tracklist:
CD 1:

1. Sinfönia
2. Dies Irae
3. Diabulus in Música
4. Alma
5. Sueños Dormidos
6. Siempre
7. Mercedes-Benz
8. No Pares (De oír rock & roll)
9. A Costa da Morte

CD 2:

1. Gaia
2. Ilussia
3. La Rosa de los Vientos
4. Hechizos, Pócimas y Brujería
5. La Cantata del Diablo
6. Revolución
7. La Costa del Silencio
8. Fiesta Pagana

DVD: lo mismo, pero sin interrupciones y con las interacciones completas, incluyendo la presentación de la banda entre Ilussia y La Rosa de los Vientos.